Te quedaste sin trabajo de un día para otro y las cuentas vencidas se te aparecen hasta en los sueños.
Para esos momentos críticos, hay una especie de “salvavidas”: el seguro de desempleo.
Se trata de un fondo de emergencia que, aunque no es el único instrumento de protección social para hacer frente al mal tiempo, suele ser recomendado por expertos laborales.
No fue creado para resolver los problemas de pobreza y desigualdad a largo plazo, pero funciona como un colchón, o “amortigüador de shocks“, como le dicen los economistas.
En América latina hay solo seis países con seguro de desempleo, según un estudio del Banco Mundial.
Ellos son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay.
El séptimo de la lista podría ser Venezuela, pero como pasa con frecuencia en este tipo de estudios internacionales, los autores del estudio no lograron información para confirmar si aún sigue vigente.
“La mayoría de los países latinoamericanos deberían ser capaces de ofrecer un seguro de desempleo”, le dice a BBC Mundo Truman Packard, economista líder en Protección Social y Trabajo para América Latina del Banco Mundial.
Aunque se usa en la región el pago de una indemnización cuando el trabajador es despedido, esa fórmula no siempre está garantizada y las condiciones varían según el país, el tipo de contrato y la empresa.
“La indemnización es un mecanismo rudimentario para manejar el riesgo de perder el trabajo. Es mejor tener un seguro desempleo”, agrega Packard.
¿Cómo funciona?
Aunque es distinto en cada país, el seguro de desempleo tiene ciertas características comunes en la región: el beneficio dura en promedio unos seis meses y los pagos disminuyen gradualmente para incentivar al desempleado a conseguir trabajo.
¿A cuántos beneficia?
Solo un 17% de los cesantes en América Latina tiene acceso a un seguro de desempleo. Y si se excluye de la lista a Chile y Uruguay, la cifra cae a 6%.
¿Cuál es la principal barrera?
El alto grado de informalidad laboral que existe en los países.
¿Quién paga el seguro de desempleo?
Hay países donde el seguro es financiado por el empleador, el trabajador y el Estado. Sin embargo, las fórmulas y los montos difieren sustancialmente, dado que cada país juega con sus propias reglas.
¿Cómo funciona en cada país?
- Argentina: vigente desde 1991. Es para trabajadores asalariados del sector privado que pierden el empleo sin causa justa o por fuerza mayor.
Se trata de una asignación básica de dinero (calculada como porcentaje de los últimos salarios), que se suma al pago de asignaciones familiares, cobertura médica y reconocimiento de la antigüedad para la jubilación.
- Brasil: vigente desde 1986. Es para trabajadores asalariados despedidos sin causa justa, que hayan realizado 12 aportes mensuales al Seguro Social.
Consiste en una asignación básica que toma como referencia el promedio del salario mensual en los tres meses previos al desempleo.
- Chile: vigente desde 2001. Es para trabajadores asalariados del sector privado y tiene dos alternativas: Cuenta Individual por Cesantía y Fondo de Cesantía Solidario.
Consiste en un pago monetario básico, más la entrega de asignaciones familiares, cobertura médica, y reconocimiento de la antigüedad para la jubilación. La asignación básica se calcula como un porcentaje de los últimos salarios.
- Colombia: vigente desde 2013. Es para trabajadores que han hecho aportes a la Caja de Compensación Familiar por 1-2 años en los últimos tres años.
El beneficio incluye contribuciones a los sistemas de salud y pensiones (tomando como base un salario mínimo mensual), un bono de alimentación, acceso al subsidio familiar vigente, y asistencia en la búsqueda de un nuevo empleo.
- Ecuador: vigente desde 2016. Es para trabajadores asalariados despedidos, que han hecho al menos 24 meses de contribuciones al Seguro Social y que llevan 60 días sin trabajo.
El beneficio consiste en una asignación básica que varía por mes, y se calcula como un porcentaje de los últimos salarios, con montos decrecientes.
- Uruguay: vigente desde 1991. Es para trabajadores asalariados del sector privado que pierden el empleo o quedan suspendidos. El beneficio consiste en una asignación básica que varía por mes, y se calcula como un porcentaje del salario promedio de los seis meses que precedieron al desempleo, con porcentajes mensuales decrecientes.