El centro de París cerrará al tráfico todos los domingos

Pasear a salvo del intenso tráfico capitalino desde la catedral de Notre Dame al Centro Pompidou o deambular por el turístico barrio de Marais sin tener que pararse a mirar si viene un coche o no podría ser una realidad en un futuro no muy lejano. Es, en todo caso, el deseo de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que ha hecho de la reducción de la circulación de vehículos uno de los pilares de su mandato para, entre otras razones, combatir la polución. Consciente, sin embargo, de la resistencia de muchos parisinos a restringir aún más el tráfico en la ciudad, la regidora se muestra cautelosa y, según han declarado personas de su entorno a medios franceses, por el momento solo piensa en estudiar y consultar con calma un proyecto que, en cualquier caso, arrancaría a medio plazo. Hasta entonces, la idea es ampliar el cierre al tráfico que el centro histórico de la ciudad tiene el primer domingo de cada mes por todos los domingos, antes de que acabe 2019.

No obstante, el objetivo final es peatonalizar los cuatro distritos centrales de París, en la orilla derecha del río Sena, una de las zonas más turísticas de la ciudad, según han adelantado fuentes de la alcaldesa. Sería un proyecto a realizar a partir de 2020, es decir, si la socialista logra un nuevo mandato para gobernar la capital francesa. Hasta el momento, Hidalgo ni siquiera ha oficializado una nueva candidatura. Y la competencia se presenta dura. En cualquier caso, antes de tomar una decisión en firme, se realizarían “estudios en profundidad” con todas las partes implicadas, subrayan las fuentes.

La cautela no es sorprendente. La alcaldesa acaba de finalizar una dura batalla judicial tras su decisión de cerrar al tráfico el muelle de la orilla derecha del Sena. La medida, realizada por decreto en septiembre de 2016, fue anulada a comienzos de este año por la justicia, que rechazó su justificación basada en la necesidad de mejorar la calidad del aire. Un segundo decreto, argumentado el deber de “preservar una zona inscrita en el patrimonio mundial de la Unesco”, sí fue finalmente admitido y la alcaldía pudo por fin preservar la peatonalización del paseo en la ribera. Pero fue por los pelos.

A este traspié judicial se añaden otros obstáculos para la movilidad alternativa sufridos por los parisinos en este 2018, un tanto aciago para la alcaldesa. El Consistorio cambió de empresa gestora de Vélib, el popular servicio de alquiler temporal de bicicletas, y fue un desastre. Durante meses, la oferta de bicicletas se redujo prácticamente hasta la mitad, cuando una gran parte de los parisinos que optan por dejar el coche en casa o no usar el transporte público las usan a diario, tanto en su versión normal como en la eléctrica. El propio Ayuntamiento reconocía esta semana que los primeros seis meses del año fueron “muy difíciles” para los usuarios de Vélib y que, aunque ya se ha restablecido casi todo el parque previo, con 14.200 bicicletas en circulación que permiten 54.000 viajes diarios, todavía no se ha llegado al objetivo fijado de 20.000 bicis, cifra que no se logrará hasta el primer trimestre de 2019.

Casi al mismo tiempo, se produjo el cese del servicio de vehículos eléctricos Autolib puesto en marcha en 2011, tras una disputa monetaria con la empresa constructora de los coches. Su reemplazo está siendo muy lento y los 4.000 puntos de recarga instalados para los antiguos modelos en toda la ciudad todavía no han sido adaptados para usuarios particulares y profesionales, como ha prometido la alcaldía.

El coste político de estos incidentes ha sido alto, sobre todo cuando París ya está en plena precampaña electoral. A mediados de septiembre, el número dos de Hidalgo, Bruno Julliard, dimitió tras acusar a la alcaldesa de arrogancia e ineficiencia, para lo que citó casos como la controversia en torno al cierre al tráfico del paseo fluvial.

Frente a la precipitación con la que se tomó esa primera medida de peatonalización y tras los otros pasos en falso en materia de alternativas ecológicas de transporte, se aboga ahora por un ritmo más calmado. Por eso, desde comienzos de octubre, los distritos 1 al 4 de París, el casco histórico, están cerrados al tráfico el primer domingo de cada mes bajo el denominado plan París Respira-Centro. Visto el éxito de la medida, bien recibida por los habitantes, la idea es extenderla. Una manera de habituar a vecinos y visitantes a un paisaje con apenas coches que, de salir bien los planes, podría hacerse permanente en unos años.

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