Los ecuatorianos acudieron este domingo a las urnas para decidir en referéndum sobre uno de los aspectos cruciales de la arquitectura institucional del país, del que dependía el futuro de su expresidente Rafael Correa. El escrutinio rápido ofrecido por el Consejo Nacional Electoral (CNE) otorga la victoria de la consulta al actual mandatario, Lenín Moreno, con una media del 67,8% en las siete preguntas. Con casi el 90% de los votos contados, la cifra se sitúa en el 67,5%. La clave de votación era la eliminación de la reelección indefinida introducida en diciembre de 2015 y que hubiera permitido al padre de la “revolución ciudadana”, que gobernó durante una década, volver a presentarse a las próximas elecciones. El promotor de la convocatoria fue el actual presidente, antiguo aliado de Correa convertido ahora en adversario político. Ha ganado con holgura, también gracias a los votos de la oposición, y ha cerrado la puerta a su antecesor, pero los datos reflejan que este sigue contando con un apoyo no del todo despreciable.
“No volverán ya los viejos políticos. Tienen la obligación de renovarse”, proclamó Moreno desde el palacio presidencial de Carondelet en Quito tras conocer la proyección provisional de los resultados. “Hoy ha triunfado la democracia de manera contundente con el sí. Hoy, todos nosotros manifestamos de manera clara y contundente, libre y democráticamente, sobre el futuro que queremos para nuestros hijos. La victoria del sí es la victoria del país”, consideró en Twitter. “Los políticos que ansiaban eternizarse no volverán nunca más”, agregó en clara alusión a Correa, que volvió de Bélgica, donde reside, para hacer campaña por el no.
El mandatario, elegido hace un año, siempre estuvo en contra de la reelección indefinida de los cargos públicos. Cuando fue aprobada por la Asamblea Nacional a través de una enmienda a la Constitución de 2008, ya no era vicepresidente –responsabilidad que ocupó entre 2007 y 2013- y se desempeñaba como enviado especial de la ONU sobre Discapacidad y Accesibilidad.
El expresidente y su entorno le acusan de haberle dado la espalda, de querer eliminarlo políticamente y de formular las preguntas de forma capciosa. Por primera vez, el impulsor del llamado socialismo del siglo XXI, que fue muy popular mientras gobernó y en las últimas semanas ha podido comprobar directamente cómo su liderazgo ha ido menguando, celebró una derrota.”¡Felicitaciones a todos nuestros militantes! Ningún movimiento por sí solo puede lograr el 36% alcanzado, peor en tan poco tiempo y en lucha tan desigual”, escribió en la misma red social a propósito de los datos de la pregunta relacionada con la reelección indefinida. “La lucha continúa”, siguió.
Aunque Correa no pueda aspirar a presentarse a unas presidenciales, desde que dejó el cargo, el pasado mes de mayo, ha rechazado mantenerse al margen de la política activa pese a asegurar lo contrario. Amenazó antes de las últimas elecciones con volver al país para preservar su legado, si ganaba la oposición. Ganó Moreno, su candidato, aunque el talante del nuevo mandatario no le gustó, así como algunas de sus medidas. Decidió entonces librar su última batalla por el poder. Una contienda de la que, al margen de su retórica sobre la salvación de la patria, dependía su supervivencia política, al menos a escala nacional. Le queda el ámbito local. Ahora podría dedicarse a su ciudad, Guayaquil, y cultivar una red de seguidores a través de su nueva plataforma, Movimiento Revolución Ciudadana, que fundó tras desvincularse de Alianza País. En suma, tiene estas opciones para intentar un camino parecido al que, en otra coyuntura y en un contexto ideológico muy diferente, emprendió el expresidente colombiano Álvaro Uribe.
Correa comienza, además, esta nueva etapa declarando este lunes ante la Fiscalía por presuntas irregularidades en la venta de petróleo a China y Tailandia. En diciembre, uno de los hombres de máxima confianza del exmandatario, Jorge Glas, fue condenado a seis años por vínculos con el caso Odebrecht mientras ocupaba la vicepresidencia.
Ecuador se aparta, en cualquier caso, del camino emprendido por Hugo Chávezen Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua, como vaticinaban las principales encuestadoras. Los 13 millones de ciudadanos llamados a las urnas apoyaron todas las cuestiones planteadas por el referéndum, que incluye también el endurecimiento de la lucha contra la corrupción y la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana, introducido en la Constitución de 2008 para regular la transparencia y control social de la vida pública.
El triunfo de Moreno permitirá al Gobierno, según el análisis de la firma Quantum, impulsar “una agenda de políticas públicas de consenso nacional” y adoptar medidas económicas para reducir paulatinamente el déficit fiscal y mejorar la competitividad. La hipótesis de una victoria del no se hubiera dado, en cambio, por un estrecho margen. Esta circunstancia hubiera debilitado al Ejecutivo y entorpecido la actividad parlamentaria, ya que Alianza País cuenta todavía con un sector de fieles correístas. En definitiva, además de un posible regreso de Correa a la primera línea de la política, los ecuatorianos han evitado una etapa de inestabilidad.