El papa Francisco comparó este domingo la “plaga” de los abusos sexuales a menores con las prácticas religiosas del pasado de “ofrecer seres humanos”, dijo al término de la cumbre sobre la pederastia celebrada en el Vaticano.
“Me trae a la mente la cruel práctica religiosa, difundida en el pasado en algunas culturas, de ofrecer seres humanos -frecuentemente niños- como sacrificio en los ritos paganos”, dijo el papa tras reiterar que la Iglesia se compromete a combatir ese fenómeno con “la máxima seriedad”.
“Quisiera reafirmar con claridad: si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso -que representa ya en sí mismo una monstruosidad-, ese caso será afrontado con la máxima seriedad”, añadió en un largo discurso ante los líderes de las 114 conferencias episcopales de todo el mundo, secretarios de congregaciones, obispos y cardenales reunidos en la Sala Regia del Vaticano.
Para el papa el abusador “es un instrumento de Satanás”, dijo al recordar que la Iglesia está frente a una manifestación del mal “descarada, destructiva y agresiva”.
En su discurso el papa habló de las estadísticas a nivel mundial y aseguró que la Iglesia se compromete a aplicar las estrategias de las organizaciones internacionales, entre la ONU y la Organización Mundial de la Salud, para erradicar la pederastia.
“No se puede, por tanto, comprender el fenómeno de los abusos sexuales a menores sin tomar en consideración el poder, en cuanto estos abusos son siempre la consecuencia del abuso de poder, aprovechando una posición de inferioridad del indefenso abusado”, afirmó.
“El abuso de poder está presente en otras formas de abuso de las que son víctimas casi 85 millones de niños, olvidados por todos: los niños soldado, los menores prostituidos, los niños malnutridos, los niños secuestrados y frecuentemente víctimas del monstruoso comercio de órganos humanos, o también transformados en esclavos, los niños víctimas de la guerra, los niños refugiados, los niños abortados y así sucesivamente”, añadió.
“Ante tanta crueldad, ante todo este sacrificio idolátrico de niños al dios del poder, del dinero, del orgullo, de la soberbia, no bastan meras explicaciones empíricas; estas no son capaces de hacernos comprender la amplitud y la profundidad del drama”, admitió.