El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado este jueves un nuevo aumento en el salario mínimo —del 150% en esta ocasión— 100 días después de la implementación del plan de recuperación económica redactado por el propio Gobierno, que restó cinco ceros al devaluado bolívar y no logró frenar la hiperinflación. La nueva remuneración será de 4.500 bolívares soberanos a partir de este viernes, un monto que en el mercado paralelo equivale a nueve dólares. Es poco menos de un tercio del valor que registraba en agosto pasado, cuando, con la reconversión del salario, el ajuste implicó un incremento del 5.900%.
Desde agosto, el salario mínimo en Venezuela está anclado a la criptomoneda creada por Maduro y fijado en el valor de medio petro. El Gobierno había dicho que el petro está soportado en el precio de la cesta petrolera, por lo que el sueldo iría fluctuando, algo que nunca ocurrió. Este jueves, Maduro aumentó de un tirón el valor de la divisa virtual de 3.600 a 9.000 bolívares soberanos por petro, aunque el barril de petróleo bajó, una medida que calificó como “un factor de corrección” del plan económico. Aunque no señaló cual será la nueva tasa del llamado dólar dicom, controlado por las autoridades venezolanas desde hace 15 años, el ajuste implica una nueva devaluación de la moneda.
Las medidas también significan un enorme aumento del gasto fiscal, que deberá ser cubierto con la impresión de dinero inorgánico —sin respaldo— y se suma a las numerosas remuneraciones extras que ha anunciado a propósito de la llegada de la Navidad. Esta práctica ha estimulado la voraz hiperinflación, que aqueja la economía del país sudamericano desde hace un año y que de acuerdo con la estimación hecha en octubre por el FMI cerrará este 2018 en 2.500.000%. Entonces, el Fondo incluyó a Venezuela en el club de las grandes crisis: el de las naciones que han sufrido las recesiones más brutales de las últimas décadas.
Maduro insistió este jueves durante su discurso que, ante la grave crisis económica que enfrenta el país, “Dios proveerá”, y remarcó que los múltiples compromisos de deuda externa han complicado el manejo de las finanzas. “Venezuela tuvo que cancelar alrededor de 74.000 millones de dólares en deuda en los últimos 36 meses. Fue un desangramiento. Venezuela tuvo que sacar de sus entrañas esos recursos”, dijo el mandatario.
El Gobierno venezolano tiene hasta este viernes, 30 de noviembre, para entregar los indicadores económicos al FMI so pena de ser sancionado por el organismo multilateral. Según la agencia Bloomberg, el Banco Central de Venezuela habría entregado ya los números, en los que reconocería una inflación del 860% en 2017. La cifra choca con la calculada por el propio Fondo Monetario —2.300%—. “Hemos logrado una desaceleración importante de la inflación, muy por debajo de las profecías malignas del Fondo Monetario Internacional”, aseguró Maduro.